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Ontología del alma (18-08-2019) (Tercer texto publicado en Textup enviado por Daedalus )



La fragmentación del ser pensante en múltiples instancias, dimensiones o partes es una aberración intelectual más o menos arbitraria. Solo tiene interés a fines didácticos pero expone a aporías epistemológicas. (Ndt. Aporía /RAE/: “Enunciado que expresa o que contiene una inviabilidad de orden racional”)


Alguien pregunta: "¿Tiene el alma una personalidad propia?"

Si la respuesta es "sí", entonces ¿de dónde viene esta personalidad? ¿Estaba ya presente antes del nacimiento del ser pensante? ¿Cuántas personalidades de este tipo se están formando?

[Aquí se entiende que las nociones de "dimensión", "tiempo" e incluso de "coherencia discursiva" se dejan de lado deliberadamente en aras de la simplificación.]


Si la respuesta es "no", ¿entonces todos tienen la misma alma, como los clones? ¿Existe realmente el alma? ¿Es sólo un simple aliento vital sin singularidad propia, generado por el Creador, llamado también Dios, el Indeterminismo Absoluto?


Los diferentes factores que constituyen el ser pensante son los siguientes:

- Un cuerpo físico, sujeto al determinismo de su entorno, con sentidos que permiten la percepción y un cerebro que procesa la información.

- Un "alma", animando el cuerpo.

- Un "depósito colectivo" capaz de procesar información e influir en el entorno físico.


Es importante tener en cuenta que la simplificación extrema que se requiere para la presentación de estos diferentes factores corre el riesgo de generar representaciones fijas y truncadas que son vectores de contra-sentido o inconsistencia.


En ausencia de herramientas que puedan validar de manera incuestionable la existencia y naturaleza de estas diferentes abstracciones intelectuales, comience lo más cerca posible de lo que ve y conoce: usted mismo.


¿Quién es usted? ¿Qué le define como un ser pensante? ¿No es precisamente su capacidad de pensar? ¿Pero, qué es el pensamiento?

Este solo aparece en relación con las diferentes percepciones que tenemos de nuestro entorno. El pensamiento es medida, comparación, aprehensión, recordar, etc., procesa la información de forma secuencial.


¿Soy entonces sólo pensamiento? Algunos argumentarán que una computadora también es capaz de alguna forma de "pensar". ¿Soy sólo una "elaborada computadora" en este caso?


No, porque otros dirán "que un ordenador no tiene consciencia".

¿Pero qué es la "consciencia"? ¿No tiene la consciencia la facultad de comprenderse a sí misma, de replegarse en sí misma, en un movimiento reflexivo: "Soy consciente de ser consciente.” ¿Qué sucede en el momento preciso de esta observación interior, cuando es total y auténtica?


Antes de responder, es importante empezar de nuevo desde lo más cercano: ¿de dónde proviene? ¿Es sólo atributo de los seres vivos?


Para captarlo, es necesario volver a lo más bajo, lo más elemental, es decir, a la materia.


La materia parece regirse únicamente por las leyes deterministas de la física (enlaces químicos, disposiciones estructurales, limitaciones gravitatorias, etc.). Observamos también otros determinismos externos en los microorganismos estudiados en la placa de petri del bacteriólogo. Estos determinismos externos ya no son los únicos elementos a tener en cuenta en el estudio del mundo vegetal y resultan insuficientes para explicar el comportamiento de los celentéreos o artrópodos. Son incapaces de circunscribir los fenómenos sociales de los vertebrados, especialmente de los mamíferos superiores, y fracasan inexorablemente en descifrar al ser humano.


Por tanto, parece haber "algo más".

En simetría con los determinismos externos parece despuntar una influencia "interna". Por comodidad, se puede llamar "consciencia". Este "lado interno" está íntimamente relacionado con el "lado externo" de los determinismos físicos, ya que en realidad es su revés.


A partir de ahí, se entiende que incluso la materia más elemental contiene dentro de ella esta propiedad "interna".

¿Las células más simples están más cerca de las moléculas o de los animales? Si son percibidas como las formas básicas de lo vivo, ¿es incorrecto aprehenderlas como representando sólo "otro estado" de la materia? - un estado elevado a un nivel más alto de complejidad y por lo tanto manifestando un mayor grado de "consciencia"?


Algunas ideas ya desarrolladas en otros lugares pueden ser tomadas aquí: El "grado de consciencia" de un cristal de cuarzo sería así más alto que el de un corpúsculo elemental aislado, pero infinitamente más bajo que el de una ameba que evoluciona en el agua estancada de un estanque en Asia Oriental.

Pero hay leyes cualitativas de crecimiento. Por ejemplo, las limitaciones de espacio inducen necesariamente reorganizaciones estructurales en los organismos vivos (estado nuevo).

Entonces se puede hablar de evolución "discreta" o "escalonada". Un alejamiento progresivo del equilibrio se traduce efectivamente en un aumento de tensión hasta la ruptura y la emergencia SÚBITA de un nuevo estado más estable, hasta la siguiente ruptura, y así sucesivamente. La materia siempre se centra cada vez más en una especie de "interioridad" proporcional al grado de "consciencia". Tomemos el ejemplo conocido de una superficie cerrada, totalmente irregular, que va centrándose en sí misma hasta convertirse en un círculo, que a su vez puede aumentar su orden de simetría y convertirse en una esfera al ganar una dimensión, etc.


Existe, pues, una ley de complejización, una "ortogénesis", dirigida desde la materia hacia lo vivo. Desde el laborioso ensamblaje de los cuerpos elementales que forman la materia primordial, hasta el maravilloso desarrollo del sistema nervioso más básico, hay un discreto proceso de aumento de "consciencia" en el que cada nivel corresponde al surgimiento de una nueva propiedad que es irreducible a la suma de sus partes.

Desde la mega-molécula de proteína, no viva, hasta el paramecio, vivo, hay un aumento significativo de "consciencia".

En realidad, el organismo unicelular gana en "visión". Percibe su entorno (salinidad, temperatura, acidez del ambiente...), a diferencia de la proteína, inerte, y sin embargo mucho más compleja en su disposición que la molécula de agua...


Se puede adivinar que, de manera similar, el desarrollo del sistema nervioso, en el curso de la evolución, aumenta en masa y complejidad, por saltos cualitativos, hasta su resultado final: el cerebro humano.


¿Qué pasa entonces? El grado de "internalidad" y "consciencia" alcanza tal nivel que se produce, entonces, una nueva ruptura, un nuevo equilibrio: una capacidad de "visión" que gana "una dimensión", a imagen del círculo que se convierte en una esfera. Se trata, por supuesto, del libre albedrío.


Ahora bien, el libre albedrío es nada más y nada menos que la capacidad de extraerse, de distanciarse de todas las formas de determinismo propias del organismo vivo: el ser libre puede negarse deliberadamente a satisfacer sus necesidades básicas, o negarse a seguir ciegamente sus diversos condicionamientos, etc.


El libre albedrío "proviene", como usted ya lo ha comprendido, del "alma". Se puede imaginar, con fines didácticos, una especie de "gran depósito de libre albedrío", que sería generada por el Creador y donde las almas serían los "fragmentos" de esta reserva.


Cuando un "fragmento" se une a un cuerpo físico, se singulariza y se convierte en una especie de célula única (en realidad, es el cuerpo el que determina esa "fragmentación"). Ahora bien, el alma no es "sólo" libre albedrío, es también una especie de "mneme", ya que al unirse a un cuerpo físico influye en éste y sólo en éste, que está sometido a las diversas formas de determinismo del plano en el que evoluciona. En otras palabras, esta "porción de libre albedrío" viene a "habitar" un cuerpo y solo un cuerpo. Por este límite, se cierra en sí misma, a través de la "conservación" de las diferentes secuencias de vida de este cuerpo único, que se traduce en el intervalo de tiempo propio de su existencia (nacimiento - muerte). De esta manera, el alma "cohabita" con el cuerpo cuya información conserva y al que "proporciona" la herramienta del "libre albedrío".


Por tanto, la pregunta "¿cuántas almas hay?" no tiene sentido.

En cuanto a la "personalidad", el "carácter", el "temperamento" del ser pensante, se entiende que estos son, en realidad, sólo productos hereditarios o el resultado de experiencias personales en la historia del individuo. El alma se articula con el cuerpo y el carácter que ha "heredado", pero el "libre albedrío" permite el descentramiento descrito anteriormente. Por eso también es erróneo considerar al alma como "no responsable" de las acciones de su cuerpo. Comprenda que existe una sutil interrelación entre las diferentes instancias que no permite distinguirlas radicalmente sin inducir incoherencia.


También puede ver que un alma sólo se "singulariza" en el momento de la conexión con su cuerpo. "Antes" de esto, ¿existe "aislada" en algún lugar? ¿Existe, en algún lugar quieto, "mi" libre albedrío esperando la conexión con "mi" cuerpo? ¿Qué es esto de "mi"? ¿Qué es el "yo"?


Algunos también se preguntan qué ha "orientado" la ortogénesis de los organismos vivos, de manera que lleve a la aparición de la consciencia.

Se trata de una influencia de ese otro "organismo" gigante, no físico, ese "depósito efector" también llamado "consciencia colectiva".

Ahora, así como el grado de consciencia individual puede crecer, hay también un aumento en el grado de consciencia colectiva.

¿Qué sucede cuando este aumento lleva a un proceso de centrado, de enrollarse en sí mismo?

Lleva a un singular punto de convergencia.


En el plano individual, la evolución natural de la humanidad conduce al crecimiento inexorable de más y más "consciencia", es decir, al replegamiento interno, al aumento de visión y al sobrecentramiento que se manifiesta en una influencia menor de los determinismos y en un florecimiento gradual del libre albedrío.


Puede usted ahora visualizar la imagen de ese centrado que viene a generar la contracción de cada polo individual sobre sí mismo "atrayendo" a todos los demás centros, participando en la emergencia de un FOCO SUPERIOR colectivo de hiperconsciencia.


Finalmente, como se ha expresado en otro lugar, ¿qué pasa en el nivel "cósmico" si todas las Humanidades llegan a otros tantos centros de hiperconsciencia?


Aquí está la respuesta: Así como el origen del mundo físico procede de un punto singular primordial, su "culminación", su "finalidad", toma la forma de un vertiginoso FOCO TERMINAL Supra-Consciente.